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ESPAÑOL DOMINICANO


El castellano llegó a Santo Domingo con los españoles que descubrieron la isla y al igual que sucedió en los demás países de América Latina, este nuevo idioma desplazó por completo las lenguas de los aborígenes, hasta hacer que desaparecieran totalmente, del mismo modo que en pocos años murieron todos los habitantes que los españoles encontraron en la isla, muchos por enfermedades traídas por los invasores, otros como resultado de los abusos y maltratos a los que fueron sometidos; los menos por tristeza y frustración.

Sin embargo, conservamos, apenas, algunas palabras con las cuales los nativos designaban algunos objetos, plantas y frutos desconocidos por los españoles y que éstos asimilaron, enriqueciendo el castellano. Entre estas palabras pueden señalarse: ají, arcabuco, batata, bejuco, bija, cabuya, ceiba, eurí, guama, sabana, yuca, barbacoa, guazábara, hamaca, macana, anón, caimito, caguasa, corozo, guanábana, guayaba, hobo o jobo, lerén o lirán, mamei, mamón, maní, papaya (lechosa), jagua.

No se tiene precisión sobre a partir de cuándo puede hablarse de un español dominicano propiamente dicho, pero, obviamente, los colonizadores que se establecieron en la isla y que asimilaron palabras de las lenguas locales fueron los que iniciaron el proceso de reacción del dialecto dominicano.

Con el paso del tiempo por evolución natural, adecuación idiomática, influencias del español de otros países y de otras lenguas, se ha constituido lo que conocemos como el español que se habla en la República Dominicana o español dominicano y que presenta características particulares en el orden fonético, en las construcciones morfosintácticas y en el vocabulario y los distintos significados de los vocablos, con relación a los demás dialectos del español general.

CARACTERÍSTICAS GENERALES

Arcaísmos: uso de palabras o frases anticuadas. El español de Santo Domingo presenta como rasgos distintivos la conservación de la lengua tradicional, con matices antiguos y hasta arcaicos más abundantes que en ningún otro país del Nuevo Mundo. Entre los arcaísmos utilizados aún por hablantes cultos, señala: anafe, apeñuscado, atollarse, mancar. Otros arcaísmos muy escuchados a nivel rural son: sernos, vide, haiga.

El seseo dominicano: Al igual que en el resto de los países hispanoamericanos, en la República Dominicana, los antiguos fonemas que la grafía medieval y la clásica representada con s, ss, c y z se unificaron en el fonema sordo /s/.

Eliminación de /s/: En las clases populares y campesinas, por lo general, se aspira la S final de sílaba, y ésta es quizá la característica más notoria del español dominicano actual: má comida, por más comida; do día, por dos días; tre peso por tres pesos, etc. En las clases cultas puede observarse lo mismo en conversaciones relajadas entre amigos, sin embargo, en conversaciones formales, discursos y en el lenguaje escrito, se cuida caer en esos errores.

La S ubicada en medio de palabras, también se aspira en nuestro medio, en condiciones similares a las de la S final de sílaba y de palabra: fóforo por fósforos, totone por tostones, uté por usted, pecao por pescado, juto por justo, satre por sastre, critiano por cristiano, ecuela por escuela, embute por embuste, repeto por respeto, etc.

Igualmente se aspira la S en el grupo ST, por ej.: tar por estar, etante por estante, etc.
Se observa, también, en nuestra población campesina y popular, la tendencia a sustituir la S por H aspirada, ej.: nojotro por nosotros.

Yeísmo: Consiste en la pronunciación de II como y. Ejemplos: botella, fallecimiento, guillotina, lluvia, etc. Este fenómeno se generalizó en toda Hispanoamérica desde el siglo XVII. Se entiende que a su rápida propagación es posible que contribuyera la pronunciación de los esclavos africanos quienes, como se sabe, solían ser yeístas.

Beísmo: Este fenómeno lingüístico está igualmente generalizado en toda Hispanoamérica y consiste en la pronunciación indiferenciada del sonido /b/, independientemente de que la palabra lleve en su ortografía una /b/ o /v/. De esa forma se ha eliminado en el lenguaje hablado el antiguo sonido de la NI.

"La E inacentuada, en los medios rural y popular, si va seguida de A se convierte en i: apiai por apear, jarrai por arrear. La E seguida de O, con frecuencia se convierte en I: pioi por peor, Lionera por Leonora. La E se transforma por disimilación en I: ojiao por ojeado.

La I sufre cambios muchas veces por supresión, como en sencia por ciencia; por cambio de lugar, en una palabra, suida por ciudad; dislocación por acento, como cáida por caída, y sustitución como memo por mismo.

La O también ofrece cambios en el lenguaje popular; los casos más frecuentes son la sustitución por la U, como podemos observar en tualla por toalla; búa por voy; tuavía por todavía.

El diptongo IO en algunos casos se transforma Como ocurre en Antoño por Antonio"

La P seguida de T, desaparece: aseto, por acepto, conseto por concepto.

La D inicial, en la lengua vulgar se aspira, como en onde por donde. Existe el caso contrario que es agregar la D al principio de algunas palabras: diba por iba, dentro por entró. En la lengua vulgar la D final se pierde también: verdá por verdad, amitá por amistad, uté por usted.

La C formando parte del grupo CT desaparece: dotoi por doctor; en el mismo grupo, la C a veces se vocaliza: faitura por factura; aituai por actuar.

La G seguida de N, generalmente pierde su sonido: inorante por ignorante; indino por indigno.

La L: consonante alveolar, en posición inicial permanece igual: ladera, lino, lima. En posición intermedia se convierte en I: saito por salto, buito por bulto. Cuando es final, ocurre lo mismo, se convierte en: animai por animal, fiel por fiel.

La Z: esta consonante se sustituye por la S. En la palabra pez, la Z final se sustituye por J; peje.

CARACTERÍSTICAS REGIONALES
Si se toma en cuenta la forma de hablar de nuestro país, debemos admitir que se hace necesario dividirlo en varias regiones que tienen características particulares. Estas regiones son: La Región Norte o Cibao, la Región Suroeste, la Región Este, el Distrito Nacional y Samaná.

La Región Norte, conocida con el nombre indígena de Cibao abarca el Valle de La Vega Real. En ella están comprendidas 14 de las 29 provincias del país, entre las que mencionaremos las provincias de Santiago, La Vega, Espaillat, Duarte, etc. Esta región tiene características propias en su habla.

La característica principal del habla de la región cibaeña, sobre todo notoria en las zonas rurales, es la sustitución de las consonantes R y L por I: persona por pesona, abui por abur, abombaise por abombarse, caibón por carbón, doloi por dolor, maivao por malvado, valoi por valor, etc.

Esta particularidad probablemente constituye el rasgo más típico dentro del habla dominicana y permite establecer sin ninguna duda, no sólo que un hablante es dominicano, sino también ubicar su procedencia geográfica dentro del país

La Región Suroeste a nivel de la clase media se ha operado un interés por evitar el uso de la I, en sustitución de las R y L, como una forma de diferenciarse de la clase.
La Región Suroeste se caracteriza por el cambio de una letra por una / r/, pero con una acentuación de la vibración y arrastre de la misma, convirtiéndola en rr: dur[r]ce, por dulce, cur[r]pable, por culpable.

La Región Este se caracteriza por la llamada Geminación o Duplicación, que consiste en que la/r/yla/l/ en posición final de sílaba, dentro de una palabra, se asimilan a la consonante que le sigue, resultando un sonido doble. Ej.: canne por carne, cueppo por cuerpo, puerta por puerta, puppero por pulpero, etc.

El Distrito Nacional se caracteriza por la neutralización-(cambio) de /r/ en final de sílaba y de palabra. Ej.: polque por porque, cuelpo por cuerpo, enojal por enojar, palqueal por parquear, desbaratal por desbaratar, etc.
Samaná tiene la particularidad de que en ella se habla, además del español, el inglés y el criollo haitiano por el establecimiento y permanencia en su suelo de otros grupos étnicos. El inglés lo hablan los descendientes de emigrados de islas inglesas (cocoles) que procuran mantener su idioma y sus tradiciones en su descendencia. La característica distintiva del español en esa península es la simplificación de la rr en r. Ej. ariba por arriba, etc.

FENÓMENOS LINGÜÍSTICOS: 

APÓCOPE. Este metaplasmo que consiste en la supresión de una o más letras al final de un vocablo, es muy frecuente en toda nuestra población, pero muy usado en el Cibao; así: ciudá por ciudad; usté por usted; verda por verdad. Así como la supresión de la S final, también de uso general: má por más; arró por arroz; Lui por Luis.

PRÓTESIS. Consiste en colocar al principio de una palabra una o más letras: asigún por según; afusilai por fusilar.

EPÉNTESIS. Consiste en intercalar una letra en medio de un vocablo: lambei por lamer; haberá por habrá; biságara por bisagra. De origen culto tenemos Atalántico por Atlántico.

AFÉRESIS. Consiste en la supresión de una o más letras al principio de la palabra: ora por ahora; onde por donde; taba por estaba; ta por está; Cola por Nicolás; Tanilao por Estanislao; Norabuena por enhorabuena.

SINCOPA. Ocurre cuando se suprimen una o más letras en medio de una palabra: navidá por natividad; Magalena y Madalena por Magdalena. El primero pierde la D y el segundo la G; anque por aunque; este vocablo sufre la pérdida de la U.

METATASIS. Consiste en alterar el orden de las letras de una palabra: probé por pobre; Grabiel por Gabriel; ajóla por ojalá; naide por nadie.

DISIMILACIÓN. Ocurre al alterar un sonido para diferenciarlo de otro igual o semejante, cuando influye sobre aquel: debino por divino; molenillo por molinillo; medecina por medicina. El cambio de I por E se produce por la concurrencia de las íes en sílabas consecutivas.

CONTRACCIONES. Se verifica cuando se hace una sola palabra de dos, de las cuales la primera acaba y la segunda empieza en la vocal, suprimiendo una de estas vocales. En ocasiones se suprimen más de una letra: Voy a, vuá; cómo es, comué; de este, déte; de ahí, diai, etc.

DIMINUTIVOS. La costumbre de usar diminutivos está arraigada en la región del Cibao. Es parte de la afabilidad hospitalaria de las gentes, es una forma de ser agradables y corteses. Así cuando nos hacen esperar nos dicen epéree un ratico, aunque la espera sea larga; si nos obsequian un dulce nos ofrecen un dulcito; cuando llovizna dicen: tá jariniandito; cuando nos indican una dirección siempre es cerquita, aunque sea distante. Cafesito, adiosito, partico, son otros diminutivos de uso frecuente.

DISLOCACIÓN DE ACENTO. Es una característica de nuestro lenguaje popular en todas las regiones del país. La voz mama es una de las más corrientes, particularmente cuando la usan para insultar a alguien. También sufren dislocación de acento la voz cáida por caída; traída por traída; mái por maíz.

REGRESIÓN. Ocurre al decir leva por levita, Margara por Margarita.

Comentarios

  1. Excelente trabajo. Definitivamente así somos nosotros!!

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  2. Excelente trabajo en lo personal me gustó

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  3. Esta muy lindo tu blog, muy organizado y con mucho material para informarnos.

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  4. Excelente manejo del contenido.
    La organización está súper bien, puesto que, hace que el que lee se identifique con lo que distingue.
    Bendiciones.

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